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22/1/14

Enseñar en mi taller


Desde el verano pasado he estado dando clases en mi propio taller a grupos pequeños, de entre cuatro y dos personas. A pesar de que a veces he pensado que no es lo mejor, a fin de cuentas siempre termina siendo una muy buena experiencia: se crea una intimidad y confianza con el grupo que hace del aprendizaje algo mucho más agradable para las alumnas y para mí. Otro detalle es que todas las plantas que usamos en la clase vienen de mi jardín, así que cada mañana debo salir a buscar cosas interesantes para enseñar distintas técnicas cada día.
Hoy estuvimos trabajando con unos pequeños cebollines -Allium angulosum- que cultivo hace tiempo por sus flores y los trabajos resultaron muy bonitos.


Otra cosa que me gusta de este sistema es que tengo a la mano todos mis trabajos, materiales y libros, lo que enriquece mucho la dinámica de las clases. Cuando es necesario podemos ver libros, sitios web, conversar y salir al jardín. Es informal y a la vez muy productivo.

No sé cuándo repetiré esta experiencia, probablemente el verano que viene, pues en el año me concentro en mi curso en la UC y en mi trabajo personal. Eso sí, estoy segura de que éste no será el último!



20/1/14

Chloraea chrysantha en el MNBA


Chloraea chrysantha 4x: cabeza de flor y columna
Acuarela sobre papel,
Septiembre 2013

Parte de la obra "La Conversación", exhibida en la 11 Bienal de Artes Mediales,
Museo Nacional de Bellas Artes, 2013.






Montaje en el museo, obras y pruebas de color de algunas de las acuarelas.

6/1/14

Cuando la ilustración se convierte en aventura.

Una de las cosas que más me gusta, y más busco que pase en mi trabajo, es tener que aventurarme en lugares nuevos para encontrar esa planta que me han encargado dibujar. No es necesario que sea muy lejos ni difícil para que se transforme en todo un viaje.
Este mes las flores de alta montaña de nuestra capital están en plena floración, y una de ellas -una alstroemeria- es mi objetivo. Ya que no es de las más frecuentes, debo investigar bastante y preguntarles a muchos amigos botánicos y aficionados a la flora nativa sobre sus propios hallazgos de la especie. Así, con varias indicaciones en carpeta, voy uno por uno recorriendo los lugares hasta dar con la planta.
No siempre es tan fácil: por ejemplo este año fue mucho más seco que el anterior, por lo tanto hay una menor cantidad de plantas en flor. De hecho en uno de los lugares que debí recorrer, no pude encontrar ningún espécimen. Sin embargo, durante el periplo aprovecho de sacar fotografías de todas las otras plantas que veo y de ir registrando las características del lugar, para así poder regresar cuando necesite dibujar alguna de las plantas que allí crecen.
Hay muchas personas que disfrutan este tipo de mini viajes y que van a distintos lugares con el fin de tomar fotografías, ver plantas que no han conocido en persona y además entregar información a la comunidad de amantes de la flora chilena (es una especie de cofradía que poco a poco va ganando más adeptos, se sorprenderían de lo generosos y preocupados que son por la conservación de nuestras lindas y únicas especies).


A veces hay sorpresas: estas lindas Alstroemeria garaventae comenzaron a crecer espontáneamente en el techo de la casa de mis padres. No tuve que ir demasiado lejos para hacer un hallazgo increíble!

Para mí es una instancia muy gratificante, donde puedo pasar un buen rato en silencio, solamente observando, caminando a mi ritmo y sacando fotos de todo lo que encuentro interesante y por lo demás, muy lindo. Cuando puedo, recojo parte de la basura que encuentro en algunos sitios y la traigo de vuelta a la ciudad (es impactante lo lejos que puede llegar una lata de cerveza, no lo creerían!!!).


Hace unos días en Farellones.


¿Qué herramientas o equipo llevo a mis expediciones? 

Bueno, partiendo con lo más obvio e importante:
Mucha agua para tomar, y si es posible otro poco para pintar. Es bien importante hacer un registro de colores en acuarela frente a la planta viva, para que después la memoria no nos traicione.
Protector solar en abundancia y buenos zapatos de trekking (cuando hay que subir cerros donde hay mucha tierra suelta, ya he visto a varios resbalarse por andar con zapatillas más a la moda). En fin, todo para protegerse del sol y de tener accidentes evitables (los bastones también son buenos y útiles).

En la mochila, aparte del rico cocaví: cámara de fotos con la batería llenita y un par de memorias por si la cosa está tan buena que sacamos millones de fotos. Una lupa o lente de aumento, para mirar los pequeños detalles en las flores y hojas. La infaltable croquera, lápices, un par de pedazos de papel de acuarela y un vasito para el agua. Pinceles -no llevar los regalones, sino los de campaña), unos 6 colores básicos de acuarela en una paletita. Todo liviano y tamaño bolsillo. Y no olvidar una regla para poner al lado de la planta al tomar fotos, y para medir por supuesto.
Cuando el lugar es plano y puedo llegar en auto, ando también con mi pisito plegable, súper liviano y cómodo para sentarse a dibujar por más tiempo. Si subo al cerro, me siento en el suelo porque no me gusta andar con demasiado peso. Eso sí, ojo con sentarse arriba de un hormiguero, esas hormigas de altura son unas hambrientas!!! 

Y por último: el teléfono, por si acaso y para cachetonearse en Instagram. Kit de primeros auxilios por si volvemos con heridas de guerra. Bolsa para basura y si es posible mapa del lugar, para no perderse en el bosque!!!

Recomendaciones ecológicas:

-No dejar residuo alguno en el lugar. Pipí y lo otro bien enterrado (puedes andar con una palita de jardín), el papel debe volver a la casa.
-No fumar JAMÁS, menos en esta época del año en que el fuego anda buscando por donde aparecer.
-No hacer fogatas NUNCA, aunque hayan huellas de fogatas por ahí.
-Nunca nunca alimentar zorros ni otros animalillos, porque se acostumbran y no son perros.
-No recolectar plantas nativas sin motivo, menos si tienes cámara y menos aun si la población es escasa. Se mira pero no se toca!
-No llevar a tu perro a la montaña, pues su presencia es mala para los zorros.

Espero saber de sus aventuras! Pronto les cuento cómo me fue en mi búsqueda, que no ha terminado!


Mi desorden en el sector de toromiros del Jardín Botánico Nacional, Viña del Mar.